Pablo Aguado: "Una tarde de toros en Madrid es algo maravillosamente alocado"
- El diestro sevillano regresa a Las Ventas este sábado para lidiar los toros de Juan Pedro Domecq en un mano a mano con Juan Ortega
El diestro sevillano Pablo Aguado es sin duda uno de los toreros jóvenes que más interés ha despertado entre los aficionados.
Vinculado al mundo de los toros desde pequeño, pues su abuelo paterno fue ganadero de reses bravas, se puso por vez primera delante de una becerra a los nueve años de edad y fue alumno de la Escuela Taurina Sevilla-Amate.
Debutó en Las Ventas el 3 de abril de 2016, compartiendo cartel junto a Jose Ruiz Muñoz y Miguel Ángel León con la ganadería Hermanos Sanchez Herrero.
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Este sábado regresa al coso madrileño para lidiar los toros de Juan Pedro Domecq en un mano a mano con Juan Ortega.
"Es un día muy bonito, un cartel que es especial, distinto, con un compañero al que admiro profundamente y, si Dios quiere (...), con todas las ilusiones que tenemos puestas en ella, será una gran tarde de toros", aventura el diestro.
La plaza madrileña respirará aires del sur este 24 de mayo, con la faena de estos dos diestros sevillanos y una ganadería también sevillana.
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"Una ganadería que va muy acorde al concepto del toreo que tenemos los dos y que lleva un año muy bueno", dice.
Aguado reconoce que las horas previas a enfrentarse cara a cara con el toro ante un público tan exigente como el madrileño son horas "de tensión y de miedo y de responsabilidad, son horas muy complicadas de gestionar la cabeza de los toreros cuando sabes que vienes a la primera plaza del mundo" (...) " pero somos toreros no solo por lo que sentimos delante del toro, sino también por sentir estas cosas, estos miedos que se viven en los previos", afirma.
El diestro ha querido restarle importancia al corte que sufrió en su mano derecha cuando entraba a matar en una corrida en el Puerto de San Lorenzo.
"Sí, fue un corte con la espada, pero fue poca cosa, gracias a Dios", "era un corte en la yema del dedo y eso es escandaloso y no es agradable, pero bueno, todo sea eso".
Para Madrid, que es la primera plaza del mundo, hace falta un toro con emoción
El sevillano ha rememorado su faena del pasado día 16, el día siguiente a San Isidro, en la plaza de Las Ventas.
"Fue una tarde complicada porque no hubo muchas opciones de triunfo, pude estar a gusto por momentos con el primer toro, tuvo clase, pero no tenía la transmisión suficiente para poder triunfar en Madrid y el segundo no hubo opciones".
"Para Madrid, que es la primera plaza del mundo, hace falta un toro con emoción, como la afición de Madrid se merece, y no es fácil que salga, por eso cuando sale y todo se congenia es tan bonito", afirma.
El torero nace y muere cada vez que se pone delante del toro
El joven torero ha mostrado su amor por el noble arte del toreo. "Lo que yo creo que engrandece a la tauromaquia como arte, es que es un arte efímero, que nace y muere cada día, el torero nace y muere cada vez que se pone delante del toro", dice, "pero esa muerte hay veces que no llega porque permanece en la memoria de los aficionados, y es eso lo que uno como torero busca, poder realizar cosas que los aficionados con el tiempo te las recuerden".
Viene de triunfar en Sevilla, su tierra natal, pero Aguado destaca también la grandeza de la plaza de toros de Las Ventas y de la afición madrileña.
"Son (públicos) muy distintos, pero a los dos les gusta lo mismo; ver torear despacio, ver torear bien" (...), "Sevilla es más silenciosa, Madrid es más bulliciosa, pero el toreo no tiene término municipal", asevera.
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El del coso madrileño "es un bullicio, pero un bullicio maravilloso, que lo mismo se torna en silencio que se torna en ruido; una tarde de toros en Madrid es algo maravillosamente alocado", celebra.
Aguado ha destacado las claves que definen su arte, "busco la sencillez, intentar hacer las cosas delante del toro lo más sencillo posible ,intentar sentirlo yo, y ser fiel a mi concepto", concluye.
